La Dionaea muscipula, conocida popularmente como Venus atrapamoscas, es una planta carnívora que atrapa a sus presas mediante hojas modificadas. El mecanismo de acción incluye el rápido movimiento de la hoja cuando la pequeña presa entra en contacto con ella. Se cierra inmediatamente para un posterior proceso de digestión. La hoja de la Venus atrapamoscas está formada por pelos sensibles al tacto o pelos gatillo que ayudan a señalar la trampa mediante un potencial de acción activado por sodio.
El potencial de acción es un medio de señalización celular que tiene lugar cuando los iones cargados positivamente entran en las células provocando un cambio rápido del entorno eléctrico en la membrana celular hasta alcanzar el umbral límite. Esto a su vez envía señales eléctricas a la otra célula para una respuesta activa.
La señal es tan rápida que atrapa a la presa en pocos segundos.
La presa es digerida por enzimas liberadas por glándulas situadas en el revestimiento de la hoja. La planta absorbe los nutrientes necesarios para continuar la acción.
La razón, la observación y la experimentación:
Al igual que el cerebro humano, los cambios de voltaje en determinadas regiones se manifiestan como actividad eléctrica en forma de potenciales de acción que viajan por las células nerviosas. Estas actividades pueden estimarse mediante técnicas como la magnetoencefalografía, la electroencefalografía y la resonancia magnética para analizar posibles trastornos y su diagnóstico.
Un grupo de investigadores interdisciplinarios exhibió la singular actividad magnética de la Venus atrapamoscas en asociación con su señalización eléctrica de forma similar a la de los humanos.
El mecanismo de la Venus atrapamoscas también se basa en el potencial de acción que da lugar a señales eléctricas en el sistema.
El potencial de acción de la Venus atrapamoscas puede desencadenarse por el calor, el frío, el contenido de agua y otros factores mecánicos o ambientales. Los investigadores utilizaron el calor para inducir el potencial de acción con el fin de medir el campo magnético, ya que observaron que la temperatura afectaba a la amplitud del potencial de acción.
Utilizaron magnetómetros atómicos para medir el biomagnetismo asociado a la actividad eléctrica. Los sensores utilizados eran celdas de vidrio rellenas de vapores de átomos de álcali que respondían a los cambios en la actividad biomagnética.
Los magnetómetros requieren un entorno blindado magnéticamente para realizar la medición. Se trata de una medida de precaución para medir únicamente la actividad magnética de la planta multicelular. Esta herramienta es muy eficaz y se prefiere a los magnetómetros de dispositivos de interfaz cuántica superconductores (SQID), ya que pueden miniaturizarse para obtener una resolución espacial óptima para la medición de los datos.
La señal magnética de la Venus atrapamoscas registrada por los investigadores tenía una amplitud de 0,5 picotesla, mucho más débil que el campo magnético terrestre.
Esto podría concluir la utilidad de la actividad biomagnética que podría ayudar en la técnica no invasiva para la detección del estrés.
La mejora de los cultivos es el objetivo último para solucionar los efectos causados por factores ambientales como los cambios de temperatura, la acción química y también el ataque de herbívoros o insectos mediante la detección de la retroalimentación electromagnética. Enhorabuena al equipo por el hallazgo de la base molecular del biomagnetismo en las plantas.
Para saber más sobre su investigación, consulte la referencia que figura a continuación, y para leer más sobre el potencial de acción haga clic en aquí.
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